Carolina y Enrico: organizar la boda a 10.000 Km. de Montevideo

Organizar una boda puede ser difícil, quizás hasta estresante… nosotros lo hicimos a 10.000 Km. de distancia  porque en ese momento vivíamos en Madrid!  Comenzamos los preparativos un año antes, y dado que la boda fue en marzo, todo estaba muy solicitado por lo que las reservas tuvieron que ser hechas con mucha anticipación. El 80% de los temas los resolvimos vía Skype con un toque de intuición, la ayuda incondicional de nuestros padres y la gran colaboración de mi amiga Ale.

La iglesia elegida fue la de Los Capuchinos. La elegí porque había visto algunas fotos (si, así como lo leen, en realidad nunca había estado en esa iglesia!) y me sonaba que tenía que ser la nuestra. Estuve en lo cierto, adoramos la iglesia, para nosotros fue mágica!

El lugar elegido para la celebración fue la Chacra La Tradición. Había estado algunos años atrás por lo que tenía algún recuerdo del lugar. Les pedimos a nuestros padres que fueran a verla. Les gustó el servicio y el lugar así que también la reservamos sin dudarlo. El fotógrafo, Matías Ricardi, fue reservado con un simple correo electrónico ya que lo conocíamos desde antes. Viajamos a Montevideo nueve meses antes de la boda, así que aprovechamos para ver con nuestros propios ojos todo lo que habíamos decidido a la distancia. En esas semanas visitamos la iglesia, la chacra, elegimos el coro, las flores, etc. Además, tuve la primera prueba de maquillaje con la maravillosa Marilisa De Lilla, la paz que me transmitió en cada momento fue clave!  Comenzamos con la confección del vestido gracias a la energía y simpatía de Joyce Armstrong, me decidí por el tocado que me propuso Mónica Nogueira y hasta tuve una primera prueba de peinado con Verónica.

Sin embargo, todavía nos quedaba algo muy importante pendiente…decidir quién sería el encargado de casarnos. Fue una gran incertidumbre, hasta que en la segunda semana del viaje se cruzó en nuestro camino una gran persona y enseguida supimos que sería él el indicado. Nos casó Alvaro Ardao y tanto las reuniones previas con él como la ceremonia fueron emocionantes y especiales.  Así que bueno, de a poquito y todavía a varios meses del gran día todo iba encajando. Se acercó la fecha y volvimos a Montevideo dos semanas antes de la boda. Fue recién ahí cuando comenzamos a sentir “la previa”… las reuniones, los reencuentros, las despedidas de la “soltería”!

Los días antes del casamiento fueron insoportablemente calurosos y húmedos. Todo hacia pensar que el sábado, nuestro sábado, llovería con mucha fuerza. No podía creerlo, tenía que hacer algo para impedirlo! Y sí, hay que intentarlo todo, por lo que yo, muy decidida, fui y le llevé huevos a Santa Clara! El párroco, al recibir mi “ofrenda” me dijo muy convencido “Quedate tranquila Carolina, ya le trajiste huevos. Podrá llover todo el día, pero vos entras a la iglesia sin lluvia”.  Esa tarde llovió como nunca antes había visto en mi vida…un temporal que no podía creer! Viento, lluvia y humedad, todo junto! Quienes me acompañaron en el hotel cerraban todas las ventanas para que no me enterara pero era imposible no darse cuenta! En medio de la tormenta y en plena preparación, llamé a “El Novio”. Supuse podría estar preocupado pensando en mi posible tristeza por tan adverso clima! El fantástico novio recién se estaba levantando de su siesta por lo que no se había enterado de nada! Hasta me preguntó si yo también estaba recién levantada! Claro que ya hacia tres horas que estaba con todos los preparativos!!! Hombres…. Jajaja!

Paró de llover un minuto antes de mi entrada a la iglesia, así que efectivamente entré sin lluvia tal como me habían asegurado. Casi no volvió a llover en el resto de la noche por lo que pudimos bailar el vals al aire libre tal como planeado y mi tía pudo darnos la sorpresa que nos tenía preparada … unos fuegos artificiales maravillosos!

Qué más contarles? Todos dicen que se pasa volando, y ES VERDAD!  Las fotos y la grabación son fundamentales porque nos permiten apreciar cosas que ese día se nos escapan. También nos permiten recordar e inmortalizar los besos,  los abrazos, las lágrimas y las risas. De todas formas, intenten grabar en su memoria todo lo que puedan porque es un día único y no se repetirá. El “Estás hermosa, estás hermosa” de mi marido cuando llegué al altar no lo olvidaré jamás. Y lo más mágico es que aún estando frente a 200 personas, sólo yo escuché esas palabras y vi esa expresión única en él.

Y sólo para terminar, y aprovechándome de la generosidad de Flor en elegirme para contarles nuestra historia, usaré este espacio para agradecer por escrito a quienes ya he agradecido personalmente en su momento. Porque el casamiento no es algo sólo de dos sino de muchos, y qué lindo que así sea! Gracias a Ale, mi amiga que se casó año y medio antes y que sin su ayuda nada hubiera sido tan fácil. A Lau, por sus lindas palabras y su emoción en la iglesia. Al resto de mis amigas, del colegio y de la universidad,  porque nada es lo mismo sin ellas! A nuestros amigos que hicieron miles de kilómetros para acompañarnos llegando desde Madrid, Australia, Chile y Paraguay. A mi hermano por estar siempre y por bailar hasta el último minuto con una energía envidiable. A mi ahijado que fue el encargado de entregar los anillos en la ceremonia y lo hizo con una mezcla de timidez y fascinación que jamás olvidaré. A mi tía por su maravillosa sorpresa. A todos y cada uno de quienes nos acompañaron ese día, a todos! Y por supuesto, a nuestros padres. Nada sería lo mismo sin ellos, y son tan fundamentales que habría que dedicarles un capitulo entero sólo a ellos.

En fin… este es  parte de nuestra historia… espero que la hayan disfrutado tanto como yo disfruté al escribirla!