Juanjo y Romi: un casamiento íntimo y romántico


Me pidió casamiento el 8 de mayo de 2011, era nuestro segundo aniversario; fue en un almuerzo en Los sopranos de Malvin, ese día el lugar era un caos ya que había un partido de futbol. Allí me propuso casamiento y pidió que fuéramos a elegir los anillos; eso fue lo que no me gusto mucho, ya que yo esperaba que ya los tuviera. Pero luego cuando fuimos a la joyería juntos me di cuenta que fue la mejor idea, ya que el momento en el cual elegimos los anillos fue maravilloso, los mandamos a hacer con unas esclavas que eran de su abuela; y eso era impagable. Elegir juntos los anillos fue inolvidable.

Para el gran momento me preparé en el hotel NH Columbia; fuimos con una amiga, que es mi hermana por elección, ella es una persona que me tranquiliza, me hace bajar a tierra en los momentos de nerviosismo extremo, jeje. El vestido lo elegí hace mucho tiempo, creo que antes de conocer a Juanjo, una vez mirando unas revistas lo vi y me enamore, era el vestido indicado para mi, yo soñaba que era el indicado. El vestido lo hizo una sobrina de mi abuela, que es modista de alta costura, yo quería que fuera algo muy intimo y relajado ya que no quería complicarme con cosas que eran más bien frívolas para mi, quería disfrutar de otras cosas, y que lo hiciera alguien que me conociera de toda la vida.


El tocado lo elegí mirando ideas, tuve un par de entrevistas, pero nadie me ofrecía lo que yo quería, algo sencillo y especial; así que lo hice yo; en un momento me ofreció ayuda mi cuñada, pero a mi me encanta hacer manualidades y decidí que lo tenía que hacer yo sola para poder disfrutarlo más, aunque la ayuda de mi mamá y cuñada fueron fundamentales, yo era la modelo y ellas me daban opiniones.

Llevé un rosario de mi abuela, algo que herede de ella, era una manera de que estuviera en ese momento tan importante. Es de cristales, creo que son de Murano; muy antiguo de color lila, además de ser mi color favorito, me daba el toque de color. Los zapatos los mande a hacer, en base de un modelo con pulsera que me encanto, los tuve que mandar a  hacer porque tengo el pie muy chico y no encontraba nada que me quedara bien, jeje. Las caravanas eran perlas, son mis favoritas y las combine con el tocado, ya que tenía muchas perlas. La ropa interior la compre con una amiga y me morí de vergüenza, ya que si bien quería algo discreto, lo que me ofrecían era demasiado para mi gusto y termino siendo un momento muy cómico. Otro detalle que llevé (esta vez dentro del vestido) fue un camafeo de la abuela de mi novio, que es viejo, era algo prestado y tiene piedras azules; todas las novias de la familia lo han llevado, por lo que se ve trae mucha suerte.

La verdad es que no me puse nerviosa, según el peluquero era la novia más tranquila que peinó, hasta el día de hoy me dice la novia cero estreses. Estaba feliz y no me daba para ponerme nerviosa, quería disfrutar y estar en todos los detalles, era el día más importante de mi vida.

La ceremonia se celebró en Maturana, es una iglesia chica y queríamos que fuera algo intimo, y así fue, la gente que estaba no era para rellenar, estaba porque era importante para nosotros y queríamos que estuvieran. Elegí esa iglesia porque me gustaba pero además quedaba a mitad de camino entre su casa y la mía; y se dio la casualidad que mis suegros se casaron ahí, no lo supe hasta que la elegí, y me di cuenta que esa casualidad era importante.  Para que nadie se pusiera celoso, ya que mi ahijado es grande y la de Juanjo muy chica, nadie llevó los anillos. El momento más emotivo fue cuando dimos el sí, fue maravilloso e inolvidable; otro momento que recuerdo con emoción fue cuando el novio se sintió mal casi al final de la ceremonia, al principio me descoloco un poco, pero después me di cuenta que era tierno, ya que era por pura y genuina emoción.


La fiesta fue algo muy íntimo, eran unos 130 invitados y se celebró en el Hotel del Prado, un lugar hermoso e inolvidable.


Hubo dos momentos especiales, el primero fue que de sorpresa toco la banda de mi cuñado “En Banda” y fue muy lindo, ya que Juanjo siempre decía que el día que se casara tenía que tocar su hermano; y en el momento de la organización se nos pasó y mi cuña los llevó de sorpresa y fue más lindo así, además los padrinos se engancharon a bailar con nosotros y se creó un momento muy lindo. El segundo momento especial, y el más importante para mí, fue en el momento de cortar la torta, habíamos elegido la canción de Il Divo “Hasta mi final” para ese momento, pero nunca pensamos que la gente se iba a enganchar a cantar con nosotros, creo que en ese momento sentí más que nunca el significado de esa canción, la sentí muy adentro y me provocó una profunda emoción; ver a nuestros padres emocionados y a todos cantando y mirándonos con cara de de felicidad fue inolvidable. La decoración fue muy tranquila, el hotel te proporcionaba casi todo, lo  único que elegimos aparte fueron los corbatines en los candelabros de las mesas y un arreglo de paja mansa atada con gerberas para la mesa de los postres, son unas de mis flores favoritas y elegí las mismas para las mesas de invitados, fue algo muy sencillo, como somos nosotros.



Un detalle original fue el arreglo de la torta de novios, eran dos muñecos personalizados, se parecían mucho a nosotros y eso fue muy original para mí.


El consejo que le daría a las novias es disfrutar todo, de cada detalle y por sobre todas las cosas no se estresen, es un momento único en la vida y se merece disfrutarlo y no sufrirlo, ya que si te pones nerviosa y te estresas te terminas perdiendo de las cosas realmente importantes, lo mas importante ese día sos vos y tu esposo nada más y pasa solo una vez en la vida.



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Flor