Empezamos yéndonos
a vivir juntos. Vivimos un año acá y después nos fuimos al exterior donde
realmente se afianzó nuestra relación. Estuvimos un año fuera y al regresar
decidimos casarnos. Fue una decisión de los dos. Nos casamos el 10 de setiembre del 2011 por
Iglesia y el 7 por civil. Fue una locura el mes previo ya que como de costumbre
el registro civil estaba de paro... ¿Qué raro no? Finalmente nos anotamos 20
días antes. El día del civil fue super
tranqui, Juan estaba super nervioso, más que el día de la iglesia. Salió todo
bien y después fuimos todos para la casa de mis padres y brindamos. De allí al
sábado descanse.
Finalmente el gran
día llegó, me paso a buscar una amiga y a las 14hs ya estaba en el hotel. Elegí
el Cottage, un lugar super cálido y muy buena atención, lo mejor es que al otro
día podés quedarte hasta las 18hs. Buenísimo para descansar. Al ratito de
acomodarnos, empezaron a llegar todas las personas que formaron parte del gran
equipo que hicieron que ese día me sintiera una reina. El vestido lo hizo Laura
Sorueth, una genia, el modelo ya lo tenía pensado le traslade la idea y la
capto al toque, nos entendimos muy bien. Lo principal para mi era la espalda y
quedo increible, junto a la cola todo tul bordado, soñado.
Algo que también
tenía seguro era que el peinado iba a ser un recogido y asi fue, me hice una
primera prueba y entre Rossi y mis ideas logramos algo divino, sencillo pero
super cómodo y ese mismo día ideamos lo que sería el tocado, del cual mucha
idea no tenia. Por suerte di con Mariana Montemurro y logramos “el” tocado,
simple pero ideal para mi. Una cinta color champagne, con piedras antiguas
color ambar, cada vez que lo miro me sigo enamorando de él. En la última prueba
del vestido al verme, peinada, con el tocado supe que era lo que siempre había
querido, estaba felíz. Quien dió el
último toque fue la gran Rosario Viñoli, exelente profesional pero
principalmente persona, ya la conocía de antes, fue quien me enseño a maquillar
y siempre supe que ella iba a ser quien me maquillara.
Finalmente a la
18.30 hs estaba lista para bajar al loby del hotel y encontarme con el
fatógrafo, Antonio Sadurskas, un Señor, logró fotos increíbles. Después salimos para la iglesia, Las
Carmelitas, en el Prado. Ahí si sentí nervios cuando me encontré con mi padre
en la puerta de la misma y supe que todo estaba por suceder... como accesorio
tenía un rosario que me prestaron, los zapatos me los hizo Mirtha de Styl, con
plataforma suuuper cómodos me los saque recién a las 5.30am cuando ya casi
terminaba todo. El momento más
emotivo de la iglesia fue al entrar y verlo a Juan en el altar, se te pasan
tantas imágenes y vivencias por la mente... y luego cuando leímos y nos
colocamos las alianzas. La ceremonia fue
corta, salimos y directo para el salón. La fiesta fue en el Carrasco Yatch.
Divino lugar y su personal excelente, nunca mejor atendidos.
La decoración fue super hetérea colores ambar,
dorados y marrones, los centro de mesa eran un jarron con agua flores color
natural, velas y gemas enérgeticas. En el parque pusimos living tipo camastros,
todo daba la sensación de paz y armonia que era lo que buscabamos. La fiesta la
disfrutamos ambos de principio a fin fue muy divertida, uno de los momentos que
más me reí fue cuando nos levantaron nuestros amigos y nos juntaron para darnos
un beso. Otro gran momento fue el del cotillón, había de todo y muy divertido.
Una buena idea es
poner una candybar, con cupcakes, chocolates y demás personalizados y como
souvenir una cajita con 24 bombones decorados. En nuestro caso fue aún más
lindo ya que fue un regalo de mi hermana, todo el mundo fascinado.
Mi consejo es que
disfruten desde un primer momento todo, pruebas de vestido, peinado, tocado,
reuniones de la decoración y por supuesto ese día que pasa muy rápido y después
tenés ganas de que sea de nuevo. En la noche, no se estresen por nada que hay
quienes se encargan de todo por uds y diviertansen mucho! Es una noche
inolvidable.
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Flor